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Tips para el viajero


La construcción del templo de la Purísima Concepción empezó en 1793, y tomó más de 20 años en terminarse. Su portal neoclásico con piso de madera de mezquite cuenta con la imagen de San Francisco de Asís patrono de Real de Catorce, y una escultura de la Inmaculada Concepción.Aquí llegan muchas personas de todas las edades y nacionalidades, motivadas por los libros de Castañeda, para recorrer este lugar sagrado y experimentar la comunión mística con el híkuri. Además, por su misticismo, su antigua arquitectura y demás atractivos, ha sido escenario de muchos videos y películas.EL PEYOTE O HÍKURI. Una antigua leyenda Huichol cuenta que hace mucho tiempo los ancianos se reunieron porque su gente estaba enferma, faltaba agua y alimentos, no había lluvias, y la tierra no producía. Mandaron de cacería a cuatro jóvenes que representaban cada uno un elemento como el fuego, agua, aire y tierra. Cada uno llevaba su arco y su flecha con el objeto de traer alimento para la comunidad. Caminaron varios días hasta que una tarde, de entre unos matorrales saltó un gran venado. Estaban cansados y hambrientos, pero cuando vieron el venado se les olvidó todo y comenzaron a correr detrás de él. 
Los cazadores siguieron al venado durante semanas hasta Wirikuta, el camino sagrado Huichol, y al tirarle una flecha, éste cayó de la herida mortal, y su una figura de venado quedó formada por plantas de peyote (Híkuri). Los cazadores cortaron estos peyotes y los llevaron a su pueblo, donde todos los comieron y les quitó la sed, el hambre, y los curó. Desde ese momento los huicholes veneran el peyote que al mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Desde entonces, cada año peregrinan por esta ruta de la Sierra Huichola hasta Wirikuta, para pedirle a su Dios, por lluvias, comida y salud.La principal celebración atrae fieles de todo el país que le tienen devoción al Santo Charrito, Panchito o San Francisco de Asís. Esta fiesta tiene lugar el 1o de octubre cuando el santo es bajado de su altar y colocado al fondo de la parroquia. Después es llevado en procesión por todo el pueblo. El día 4 le cantan Las Mañanitas y le celebran una misa que es presidida por su imagen, al final de la cual es regresada a su nicho en la parroquia. Al final todos le cantan Las Golondrinas para despedirse del Santo Charrito.La etapa de mayor esplendor en Real de Catorce comenzó en 1778. Sus minas, junto con las de Zacatecas y Guanajuato, fueron líderes en la producción de plata hasta el siglo XX. A partir de 1910 comenzó el éxodo de habitantes, de 15,000, quedaron sólo 300. Actualmente son poco más de mil personas las que habitan Real.

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El Panteón y Cerro Quemado

El Panteón es una de las obras más antiguas del pueblo, y uno de los puntos de mayor interés. Ubicado en el predio conocido como Los Álamos, el Panteón fue construido por los franciscanos en 1775 y dedicado a San Francisco, pero con una sección dedicada a la Virgen de Guadalupe. Lo primero que se alcanza a ver, al llegar, es su arco de entrada y un camino rodeado de rocas y cruces, que en su atrio tiene tumbas de varios de los vecinos célebres y personajes importantes de la época minera. Al fondo sobresale la Capilla de Guadalupe construida, en 1770, con una sencilla fachada de arco de medio punto y torres de un solo cuerpo, con portada estilo barroco que en su interior de planta de cruz latina, luce paredes adornadas por bellas pinturas murales sobre diversos temas religiosos.

El Cerro Quemado es un ancestral sitio sagrado y de peregrinación Huichol. El recorrido puede hacerse a pie o en caballo por un camino que zigzaguea por pequeñas elevaciones libres de árboles que ofrecen extensas vistas, hasta llegar a un sendero empinado que lleva a la cima, donde encontramos varios símbolos y pequeños altares pétreos con ofrendas de listones, jícaras, velas y bordados.

Todos los años, los Wirrarikas, Wixáricas o Huicholes de Zacatecas, Jalisco y Nayarit hacen el viaje hasta este santuario en el área protegida de Wirikuta, para realizar ceremonias a sus dioses. Finalmente llegamos a la cumbre, y junto a nopales, arbustos y espigadas yucas, respiramos el aire fresco y admiramos la inmensidad de los paisajes que ofrece este místico Pueblo Mágico.

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Real de Catorce, Pueblo Mágico

Al otro lado del túnel de Ogarrio aparecen ante nosotros las antiguas casonas de piedra. Entramos a una población donde el tiempo se detuvo. Recorrer sus calles empedradas y admirar bellezas de varios siglos por el pueblo es la mejor manera de conocer Real de Catorce. Aquí destacan sitios como el Jardín Hidalgo, la Plaza principal con sus antiguas construcciones como la parroquia de la Purísima Concepción del siglo XVIII, el Palacio Municipal y grandes casonas, el Palenque similar a un anfiteatro romano erigido en cantera rosa en 1863, un foro de peleas de gallos y eventos artísticos y culturales, la Casa de Moneda donde acuñaron su propio dinero y hoy su Centro Cultural, el Museo Parroquial que resguarda objetos, fotografías y piezas de las minas, y la Plaza de toros construida en el siglo XIX que ofrece un amplio panorama del valle y las cañadas que rodean este lugar.

En sus calles, principalmente durante los fines de semana, vacaciones o días festivos, es posible encontrar artesanías variadas que abarcan desde las producidas en otras regiones del país, hasta las míticas obras elaboradas con chaquira por los huicholes. En este tianguis tradicional se vende joyería, bordados típicos, muebles de estilo rústico, medicina tradicional y hasta sesiones de masajes. También, en cada local o restaurante se pueden degustar delicias de la cocina potosina como la barbacoa, el cabrito al horno, el asado de boda, los cabuches, y el más delicioso mezcal regional. Quienes prefieren actividades de ecoturismo pueden rentar Willys, antiguos autos de la segunda guerra mundial, para recorrer por caminos rústicos. También tienen opción a recorridos guiados por el interior de la sierra.

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Real de Catorce

Salatiel Barragán, 1 Enero 2014

El árido Altiplano potosino esconde, entre su aparente soledad, rincones insospechados. Así, encaramado a 2,750 metros sobre el nivel del mar al norte del estado de San Luis Potosí, se esconde Real de Catorce. Aquí, enclavado en el corazón de la Sierra de Catorce, nació con el nombre de “Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce”, uno de los más grandes centros mineros de toda la región.

Real es una pequeña aldea minera que se forma originalmente en 1972. El 11 de agosto de 1777 recibe término de “Los Catorce”, y se funda un año después tras el descubrimiento de las más ricas minas en la región, y el auge que ocasiona la fiebre de la plata. Ahora conocido como Real de Catorce, su embrujante arquitectura, tradiciones y misticismo, le ganaron en el año 2011 ser nombrado uno de los primeros Pueblos Mágicos en nuestro país.

Aislado e inaccesible, carente de caminos y casi sin agua, Real de Catorce pasó por tiempos difíciles. Fue incendiado por grupos indígenas, abandonado, y repoblado. Para tener comunicación, el 2 de abril de 1901 se inauguró el túnel de Ogarrio, de 2,300 metros de longitud, hoy la principal vía de acceso al pueblo. Así, la vida transcurrió apacible mientras se extraía la riqueza de sus tierras; pero cuando las vetas casi se agotaron, la migración lo convirtió en un pueblo fantasma. No obstante, nunca quedó totalmente sólo, pues continuaron algunas actividades gracias al culto a San Francisco, donde los catorceños que se van, siempre regresan a venerar a San Francisco de Asís, denominado como el milagroso "Panchito" o “El Charrito”, ahora convertido en un importante Santuario regional hasta el que miles de creyentes peregrinan cada Octubre.

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Cerocahui

Cerocahui

Cerocahui es una población en la Barranca de Urique, un valle repleto de huertos de manzana. Se encuentra cerca de Bahuichivo, donde El Chepe, el centenario ferrocarril que cruza las Barrancas del Cobre, hace una parada diaria. El vino es parte fundamental de la historia y el encanto de la región. Este valle cuenta con un micro clima similar a las condiciones de primavera todo el año, ideal para el cultivo de la vid. Los tarahumaras de esta zona producen también manzanas en lo alto de las montañas del Cañón del Cobre en México. Las manzanas fueron introducidas por jesuitas, quienes las cultivaban en sus misiones para el consumo local y de los ranchos. Los monjes dejaron como herencia una amplia variedad de especies de manzana. Las manzanas Tarahumara tienen la característica de ser dulces, deliciosas y de incomparable calidad de exportación. El pastel de manzana horneado a la leña es un postre que se convirtió en un sello distintivo de Cerocahui gracias a los cocineros que incorporaron el trigo cultivado en la zona, la mantequilla, especias y las manzanas tarahumaras. El cultivo de la vid y sus bellos viñedos es uno de sus atractivos turísticos, al igual que el bellísimo Templo de la Misión de Cerocahui cuya construcción se remonta al siglo XIX, pero sin lugar a dudas el mirador del Cerro del Gallego muestra la imponente belleza de la Sierra Tarahumara, un deleite para los ojos de cualquier turista.

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Ciudad Cuauhtémoc

Uno de los atractivos de Ciudad Cuauhtémoc es el Museo Menonita. Los Menonita son una comunidad importante y con larga presencia en México. Los menonitas llegaron de Canadá a San Antonio de los Arenales, al norte de la ciudad de Chihuahua, en 1922. Realizaron el viaje en 36 carros de ferrocarril, cargando su equipaje, enseres, muebles y materiales para la construcción de una nueva vida. Los Menonitas son una comunidad reservada, con fuertes estructuras familiares y religiosas. Su cultura pone gran valor en la auto suficiencia, y esta filosofía de vida le ha valido para desarrollar asombrosas habilidades.

Su actividad fundamental es la agricultura. Los hombres cultivan principalmente maíz, frijol, cebada, centeno, trigo, sorgo, lino y avena; las mujeres y niños atienden a los animales de sus granjas. Crían el ganado en forma colectiva y destinan la producción lechera al consumo familiar y a la elaboración de quesos. Los visitantes quedan sorprendidos con la sencillez de sus comunidades, y la riqueza cultural y humana de estos hombres siempre vestidos con overol.

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Cusararé

Cusararé es una típica población tarahumara donde aún se llevan a cabo importantes celebraciones. Se trata de una de las misiones jesuitas más antiguas de la región. El templo de Cusararé, decorado con pinturas rarámuri, fue construido en 1733 y conserva gran parte de la arquitectura original. El visitante a esta región no debe perderse las fiestas de Semana Santa y la Virgen de Guadalupe, así como otras celebraciones de la tradición tarahumara. En el Museo Loyola los visitantes pueden admirar una gran colección de pinturas al oleo sobre la vida de la Virgen María, y obras maestras del siglo XVIII. Otro sitio obligado es la bella cascada de Cusárare, con 30 metros de altura.

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